El videojuego (slash story)

La Policía estuvo a mi novio, o ex novio. En el aeropuerto. Lo cogieron el mismo día. Se extrañaron que alguien consiguiera con tanto impetud un vuelo a ultima hora a Nicaragua pasando por Roma, Italia. Encontraron muchos artefactos de tecnología del pasado en su maleta de mano: teléfonos, pc y discos duro. Le interrogaron. Mintió. Le retuvieron. Fueron informados por Emergencias 2 horas más tarde cuando llamé por el teléfono fijo. Está encarcelado. Sigo estudiando Medicina. Trabajo. No salgo mucho. Conocí a un nuevo chico, pero aun no quiero quedar a solas.  A veces me acuerdo de mi novio y de su videojuego. Pero me alegra haber sobrevivido, y tengo tanto que hacer, que ni quiero pensarlo. Sólo cuando sueño... Y se lo cuento a mi doctora. Y sí, las víctimas de mis sueños se corresponden con fichas encontradas de esas chicas torturadas, reales, que pasaron esa agonía con vida... Y sigo asustada...

A mí novio o ya no novio no le han encontrado. No sabemos dónde está. Y a veces recibo mensajes, varios, diciendo:"Felicidades por haber sobrevivido. Estoy orgulloso de ti" y similares.  La Policía se extraña, pero a veces pienso que está muerto en esa charca, que no pudo salir y que su mente le jugó una mala pasada y que esos mensajes están programados desde hace más de un año, desde algún país sudamericano, africano, asiático, a saber cómo lo hizo... Tengo miedo. Y nunca se irá.

Ha pasado un año. Yo estoy bien. A veces, tengo pesadillas. Me imagino paseando y no corriendo en ese lugar. Hay médicos, enfermeros y chicas. Sólo hay chicas. Biológicas, transvestidas, transexuales... Sólo mujeres. Paseo por cada habitación. Y las voy viendo, conociendo. En cada sueño, una de ellas me cuenta su historia. Siempre hay un hombre que la deja abandonada en ese lugar cuando se cansan, no son como esperan, no les tratan como esperan... Algunas ya han sido maltratadas. Otras, no. Pero todas acaban torturadas por los médicos, al no ser perfectas, ideales o lo que esperan. Así, hasta que mueren. Y normalmente se suicidan. Con cuerdas, tirándose al abismo, consiguiendo encerrarse en armarios, en la charca, se dejan morir sin comer... Esos tratamientos son castigos y malos tratos, y no curas, como deberian.  En la vida real, debo admitir que he vuelto a pasar algunas veces. La policía encontró más cadáveres de lo esperado. Se sabe que permaneció abierto hasta 196...

Sangrando, sucia, sin documentos, agitada, a punto de desmayarme... Pero me han localizado y me han venido a buscar. - Calma, calma, ya está. Siéntate aquí. Policías, enfermeros o sanitarios de a saber qué tipo, un doctor y bomberos, a mí merced. Bueno, un equipo de rescate. Algunos, en grupos, están investigando ya el edificio, con máscaras de protección y uniformes adaptados. - ¿Como has llegado aquí? Me curan, o eso se intenta. Le cuento que mi novio me ha dejado abandonada en este lugar, como si se un videojuego se tratase. Chillo, alarmando a los profesionales acerca de los gases, habitaciones sin techo, salas de tortura (porque yo no sabía lo que era haciendo el recorrido...) y el pantano con huesos.  Ellos harán el trabajo que deban, que no me preocupe, me dicen. Escuchan y agradecen los datos, pero es cierto que tengo ganas de relajarme y no pensar en esa tortura vivida, en mi supervivencia, en lo que he pasado... Les digo que no sé donde está. Qué se ha ido, po...

Corro. No paro. Es un camino recto, largo, oscuro, lleno de árboles... Me detengo. Es un lago, un foso, un pantano. Huele mal. Parece contaminado. Quizás el cartel era falso. O cambiaron la dirección. A saber. Pero eso no es la salida. La última hojeada al lago. Y, a mis pies, unos huesos. Chillo. Un posible cadáver. ¿Habrá lobos? ¿Habrá animales salvajes? Corro. Huyo de ese pantano. Puede que, incluso dentro, haya muertos. Me estremezco mientras mi cuerpo busca la supervivencia. Sigo el camino que conduce a la clínica. Vuelvo al edificio. Me resiento, pero no aguantaré mucho más... Y de repente, una luz, una sirena, oigo hombres gritando y corriendo. Y ahora sí, por fin, salvada.

Sangrando, de aquella manera, veo que la puerta conduce a una escalinata. Es tarde, no sé qué hora exactamente, y admito que si tenía miedo dentro, ahora más. Se supone que los policías me han localizado, pero no hay nadie. Y no volví a llamar, pero esos gases aparecen... Bajo corriendo. Doy gritos, por si alguien me oye y viene a mí rescate, pidiendo ayuda. Pero está muy calmado. El camino es largo, y conduce a una especie de jardín, busque, o lo que sea.  Sigo. Aquí no tengo dos, sino varias opciones. ¿Cual me llevará a la salida? ¿La hay? Pienso que debería voltear el edificio.  Veo un letrero de madera, en inglés: "Exit". No lo pienso más.  Me pongo a correr.